domingo, 5 de septiembre de 2010

LITERATURA LATINA. Tema 1. El teatro: Plauto, Terencio y Séneca.


I. INTRODUCCIÓN.

            En Roma existía una antigua tradición teatral de tipo popular[1]. La conquista de Grecia puso a los romanos en contacto con la larga cultura dramática de la civilización griega, que sería importada e incluida en los juegos y las celebraciones públicas y privadas. Los ediles (cargo político encargado de organizar los juegos) pedían a escritores de fama la adaptación de obras griegas para representarlas en los mismos. Estos escritores adaptaron los géneros dramáticos griegos, crearon compañías de actores y formaron el gusto del público.

            En el siglo III a.C. surgieron los primeros teatros; eran de madera, provisionales, instalados en las plazas de los pueblos. Los actores eran todos masculinos, llevaban atuendos griegos (fabulae palliatae) y no usaban todavía máscaras. Había coros y acompañamiento musical, sobre todo, flauta. Era frecuente el refundido de dos obras griegas en una sola, lo que se conoce con el nombre de contaminatio.

            La comedia romana es una adaptación de la comedia ática del siglo IV a.C. llamada “Media” y “Nueva”, tomando como modelos a los comediógrafos Menandro, Filemón y Dífilo.





II. PLAUTO (siglo III – II a.C.).

            Autor de éxito, de cuya vida sabemos muy poco. Nació c. en el 254 a.C. y murió en el 184 a.C. Hombre salido del pueblo, parece que fue molinero y pobre antes de triunfar en la escena; era conocedor de la lengua griega y probablemente empresario de teatro. Estuvo dotado de la necesaria erudición para adaptar el repertorio de la comedia griega y su técnica teatral a las necesidades romanas.

            OBRA

            De su abundante producción, sólo conservamos 21 obras. Todos sus argumentos están tomados de la Comedia griega Media (Antífanes) o Nueva (Filemón, Dífilo, Menandro). Los temas suelen ser muy similares, a saber, un joven bobalicón de familia rica se enamora, generalmente en un burdel, de una esclava de origen desconocido; un esclavo astuto e intrigante le ayuda en sus amoríos; el azar muestra de modo inesperado que la joven es de nacimiento libre, hay reencuentros con las hijas raptadas en la infancia, boda, libertad para el esclavo…, en resumen, final feliz.

            Entre los títulos tenemos: Amphitruo (el anfitrión), Asinaria (la comedia del asno), Aulularia (la comedia de la olla), Captivi (los cautivos), Curculio (el gorgojo), Menaechmi (los gemelos), Miles gloriosus (el soldado fanfarrón), por citar sólo algunos.

            Con respecto a sus originales griegos, Plauto se muestra como un autor de notable inventiva: alarga las escenas interesantes, añade otras que le parecen divertidas, presenta los desenlaces bruscamente, busca situaciones de singular vis cómica y que provocan la risotada del público más que la sonrisa inteligente.

            Los personajes son arquetípicos o convencionales: el joven alocado, derrochador y apasionado; el viejo conservador y, a veces, avaro, a veces, viejo verde, pero intransigente con su hijo; matronas serias y virtuosas; jovencitas que sólo piensan en el amor y el matrimonio; esclavo astuto y liante que ayuda a su joven amo en sus lances amorosos; el parásito rastrero; el soldado fanfarrón; la prostituta; el/la alcahueta; el cocinero… o lo que es lo mismo, todo un desfile de tipos de la vida real participando en escenas llenas de vida. De todos estos personajes destaca el esclavo, personajes complejo, mezcla de interés y de heroísmo, que afronta incluso golpes y torturas con tal de cumplir su misión. La infinita libertad de que gozaba el esclavo en la escena estaba dentro del campo de la pura fantasía, sólo comprensible porque la acción no puede localizarse en Roma.

            IMPORTANCIA

            Radica en trasplantar a la escena el pulso de la vida de la gente corriente, acompañándolo de una agudísima penetración en el lenguaje del pueblo. Supo aunar la fuerza de una Roma joven con el aliento cultural de la vieja Grecia. Influyó en toda la literatura inmediatamente posterior a su muerte hasta prácticamente nuestros días; en autores como Molière y Shakespeare su presencia es continua.

III. TERENCIO (siglo II a.C.).

            BIOGRAFÍA

            Publio Terencio Afer, c. 190 – 159 a.C. fue un joven esclavo africano recogido, posteriormente liberado y educado por su dueño Terencio Lucano en un ambiente cultivado, con gran influencia de la cultura griega; al contrario que Plauto, apenas mantuvo contacto con el pueblo y eso se traduce en su obra.

            OBRA

            Trató de imitar el equilibrio escénico y la agudeza psicológica del comediógrafo griego Menandro: Dejó seis obras, todas ellas con títulos griegos: Andria, Hecyra, El Eunuco, Heautontimoroumenos (el engañador de sí mismo), Formión y Adelphoi (los hermanos).

            Los personajes son parecidos a los de Plauto, aunque parecen menos “vivos”. Lo interesante de su teatro radica en las novedades que introdujo en Roma. El monólogo, a diferencia de Plauto, no sirve para que un personaje explique las estratagemas más o menos originales usadas para salvarse de un apuro, sino para reflejar la vida interior de ese personaje, sus vacilaciones, sus escrúpulos, sus conflictos morales e incluso su evolución psicológica.

            Es peculiar de Terencio que la acción no avance a saltos, como en Plauto; no caricaturiza a los personajes, sino que los muestra más humanizados. En éstos podemos apreciar la evolución de los diversos sentimientos en el ser humano, la importancia de las relaciones de los diversos estamentos sociales, concluyéndose que el hombre no es tan malo como parece y que todo lo que le ocurre a nuestros semejantes debe despertar en nosotros un sentimiento de solidaridad (homo sum, nihil humanum alienum puto[2]).

            En cuanto a la aceptación del público, el teatro de Terencio no alcanza la comicidad del de Plauto. En él no aparecen los juegos de palabras, las groserías, la caricatura exagerada de la realidad…, todo lo cual motivó que el gran público huyera de este tipo de teatro hacia otros espectáculos. La comedia de Terencio quedó reservada para el público culto que sí entendía la pureza de su estilo, la perfección en la construcción de la obra, la delicadeza y el buen gusto.

IV. SÉNECA.

            INTRODUCCIÓN

            Hay que decir que las tragedias romanas eran generalmente palliatae, es decir, de temas griegos, siendo muy escasas las de tema romano o praetextae. La tragedia romana moriría por falta de público: las clases elevadas rehusaban mezclarse con la plebe en el teatro; el pueblo prefería la comedia y los espectáculos del circo y del anfiteatro. Como consecuencia, la tragedia pasó de los teatros a los salones de declamación, destinados a minorías selectas.

            BIOGRAFÍA

            1 a.C. – 65 d.C. Nació en Córdoba. En Roma estudió retórica y filosofía. Fue abogado, pero le tiraba más la filosofía y la producción literaria. Bienquisto por la alta sociedad, despertó la envidia del emperador Calígula. Sufrió el destierro fuera de Roma durante siete años siendo emperador Claudio; es llamado de nuevo a Roma por la emperatriz Mesalina para ser el preceptor del futuro emperador Nerón, con quien llegaría a ser primer ministro. Implicado en la conjura de Pisón, fue invitado al suicidio por el princeps.

            OBRA

            En cuanto a su producción teatral, diez con las tragedias atribuidas a Séneca, incluida la titulada Octavia, la única de tema romano (praetexta). Posiblemente no todas las tragedias atribuidas a él sean suyas. La mayoría de su producción trágica era más para ser leída públicamente que para ser representada.

            El teatro de Séneca se inspira en los grandes trágicos griegos: Esquilo, Sófocles y Eurípides. Sus tragedias son: Las Fenicias, Hércules furioso, Las Troyanas, Medea, Fedra y Tiestes.

            Séneca sigue a sus modelos, pero imprime a sus obras el sello de su personalidad arrolladora y apasionada. Las diferencias con el original son numerosas. Analiza con precisión y minuciosidad las pasiones de sus héroes; gusta de situaciones patéticas, de los efectismos, de las truculencias y de la pintura de espíritus atormentados y monstruosos.

            Las tragedias de Séneca suscitaron en los siglos XVI y XVII el nacimiento del teatro clásico europeo. Aunque sus obras no invitan a la devoción ni a la caridad, es indudable que Séneca presenta el pensamiento pagano en su forma moral más noble y elevada, y muestra la vida antigua en sus facetas más refinadas.


[1] En las danzas escénicas de los etruscos se combinaban los intercambios de burlas más o menos insultantes con espectáculos de mímica y cantos.
[2] “Soy un ser humano, y nada humano me es ageno”.

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